La Asociación Interdisciplinar Iberoamericana de Literatura y Ecocrítica nace en tierras de Castilla en 2013 con el objetivo de establecer en el ámbito hispano, y no solo, la aproximación interdisciplinar de ecocrítica en la literatura y en otras disciplinas como las ciencias sociales, el arte o las ciencias naturales.

 

El término ecocrítica fue acuñado en 1978 por William Rueckert en su ensayo «Literatura y Ecología: Un experimento en Ecocrítica» (Literature and Ecology: An Experiment in Ecocriticism). En palabras de Glotfelty, «la ecocrítica es el estudio de la relación entre la literatura y el medioambiente », dado que «la cultura humana está conectada al mundo natural, afectándolo y afectándose por él ». Sin embargo, la representación de la naturaleza no constituye el único enfoque de los estudios ecocríticos, puesto que en sus lineas temáticas incluye tanto los seres vivos no humanos— animales y plantas —, los territorios y accidentes geográficos, las masas aquáticas y los fenómenos meteorológicos como el cuerpo humano, el espacio urbano, las culturas indígenas, las fronteras, la tecnología y los residuos humanos entre otros. La Ecocrítica expande la perspectiva de la crítica literaria más alla de la relación entre los autores, los textos y la esfera social para incluir en sus estudios todo el mundo concebido como ecosfera, donde todo está interconnectado con todo a través de un sistema global complicado de relaciones vitales en el cual la materia, la energía y las ideas interactuan entre sí . En la definición ortodοxa de Rueckert, la Ecocrítica sería, « la aplicación de la ecología y de los conceptos ecológicos en el estudio de la literatura .» Esa aproximación temprana de los años 70, consagra la ecología como la teoría aquella que pudiera proponer un punto de vista alternativo a la, hasta entonces y desgraciadamente hasta nuestros tiempos, visión antropocéntrica del mundo real en su expresión literaria y cultural. Ese primer intento de cambio de paradigma en la crítica literaria desembocó en un panorama de teorías y metodologías fértiles, como la ecopoética —relacionada con el reflejo de la naturaleza en la expresión artística—, la ecocrítica literaria—relacionada con la crítica literaria en la ficción, la poesía y el drama— y, en el sentido más amplio del término, los estudios culturales ecocríticos.


En su etimología la palabra ecocrítica, eco y crítica, proviene del griego como síntesis de las palabras οίκος y κριτική. En en su significado enlaza oikos (casa) con kritiki (crítica), o sea trata del discurso crítico sobre asuntos relacionados con el hogar, el lugar de la residencia humana. Por lo tanto, la Ecocrítica deja de ser una visión hacia la naturaleza externa sino se convierte en crítica esencial de la naturaleza humana.


La Ecocrítica emerge para encauzar la ideología humanística en la teoría crítica mediante la cual la investigación del impacto recíproco entre la naturaleza y la cultura se examina no como escinción sino como relación fundamental en la evolución del ser humano. De este sentido, el pensamiento crítico en las ciencias humanas pasaría del antropocentrismo al biocentrismo, reflexionando sobre la influencia de conceptos ideológicos relacionados con la sciencia, la tecnología, la religión, la política, la economía y la sociedad en el cosmos. Por ese motivo, la perspectiva interdisciplinar podría englobar aspectos de la evolución de las ideas humanas más allá de las convencionales, dado que los críticos postmodernos describen la sciencia como cultura, una cultura con fuerte impacto social y político, que no deja de acuñar términos que afectan directamente el pensamiento humano a través del lenguaje.


Los principios ecocríticos alejándose del antropocentrismo podrían constituir la teoría umbral para una visión crítica de todo sistema humano, fuera de un mero reciclaje de palabras, para debatir el logos predominante, examinando teorías de las ciencias exactas y naturales que pudieran servir como modelos de aproximación en conceptos de las ciencias humanas. Considerando que la cultura es nuestra naturaleza, unifíca así críticamente el saber de las culturas humanas sobre el mundo natural bajo las premisas de la ecología en las tierras de habla hispana. Por eso, la interconexión entre las Ciencias Naturales, la Geografía, las Ciencias Sociales, la Historia, los estudios literarios, mediáticos, culturales y comparativos posibilitaría la apertura a nuevos espacios de conocimiento y reflexión en pro de una convivencia mutuamente respetuosa y sostenible en el planeta de los simios. Las comunidades humanas en su trayectoría histórica desde el amanecer del especie hasta la posmodernidad han sido siempre vinculadas con la Tierra y con los seres vivos en ella. Hemos sobrevivido conflictos entre razas, sistemas políticos, culturales y religiosos siempre que había tierra o agua por medio, puesto que todos valoramos lo terrenal expresándolo intelectualmente en nuestra cultura vital a través de la literatura y el arte. En palabras de Borjes: «La arena de los ciclos es la misma/ e infinita es la historia de la arena .»